lunes, 10 de febrero de 2014

El problema de abrir cajas

El problema de abrir la caja de los truenos es que no es fácil cerrarla. Y menos cuando colocas esta caja en manos de un contador. Porque un especimen de este tipo no va a conformarse con unos cuantos datos o unos números ordenados y posteriormente agitados según el último grito en métodos. Un contador necesita un hilo, el hilo del relato. Y será en esto en lo que esté mientras habla contigo o se toma un café o incluso mientras lee otro relato. Un contador no descansa nunca una vez que ha abierto la caja y ha pillado cacho. No te fíes nunca de un contador en mitad de un relato. No, hasta que no haya acabado.

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